16 abr 2013

CANDELA LA MALCASADA O LA HISTORIA DE UNA INJUSTICIA

Hace bastante tiempo desde mi última entrada, porque no me he encontrado bien, pero quiero retomar las buenas costumbres, y hoy voy a contaros una historia. Algo que le está ocurriendo a una amiga.

Mi amiga Candela, es una mujer de mediana edad, que vive en una pequeña ciudad de provincias, donde aún las "fuerzas vivas" conservan prebendas a la antigua (para ser sincera, creo que esas prebendas se siguen manteniendo en todas partes con la mayor impunidad), y donde desde luego, la justicia no es igual para todo el mundo. 

Pues bien, Candela, cuando era joven, se casó con su novio de toda la vida, tuvieron tres hijas, y aunque hubieran podido hacerlo, no comieron perdices. Quiero decir, que aunque consiguieron una posición económica mas que desahogada, ahí Candela no fue feliz. Candela, que había trabajado cuando era soltera, que había estudiado una carrera universitaria y que no era ni tonta ni vaga, por necesidades del guión, se dedicó por entero a su familia, a cuidar de sus hijas, a potenciar la carrera de su marido, a cuidar de la economía familiar, a hacer crecer los ahorros con muy buen tino y a ser y hacer siempre lo que se esperaba de ella.

A cambio su marido tenía como única obligación la de crearse una buena reputación profesional. A él no había que irle con ningún problema domestico, familiar, ni siquiera emocional. No se le podía incomodar con los estudios de las hijas, ni una reunión del  colegio, una fiebre nocturna, ni la planificación de las vacaciones familiares, ni nada de nada. ¡Faltaría mas! El se había comprado una esposa para todo eso. Como ya he dicho, Candela como mujer, no era feliz ni de lejos, pero como no tenía con que comparar, pensaba que eso era lo normal. Para decir la verdad, vivía acobardada por su marido, siempre estaba en vilo de que el "señor" no lo encontrara todo de su gusto. cualquier tontería era un drama, y todo tenía que ser perfecto. Maltrato físico no había, pero psicológico  para dar y tomar.

La parte sexual, no era mucho mejor. Me contaba, que desde el primer momento, él dejó muy claro que eso era algo muy secundario. Candela no sabía que pensar: ¿No le gusto, no le atraigo, será por su educación, será homosexual y no se ha enterado? Nuestra amiga Candela lo intentaba, se compraba ligueros, se ponía sexy,  lo provocaba, pero no conseguía mucho. Una vez, ella le pidió que la estimulara un poco antes de ...., y poco menos que le dijo que eso eran perversiones, y que si no conseguía un orgasmo de forma correcta (misionero), es que tenía algún tipo de malformación o que era una viciosa.

A pesar de este panorama, que por cierto, en aquella época debía ser bastante habitual, Candela se hizo a la idea y continuó con su matrimonio lo mejor que podía, con sus obligaciones y disfrutando de sus hijas, pero llegó un momento en que aquello se hizo insostenible. El marido estaba en el zenit de su carrera, Candela había comenzado a trabajar otra vez, y aunque no era ningún trabajo para tirar cohetes (no había podido dedicarse a potenciar su vida profesional), estaba contenta porque se reintegraba a mundo laboral. La relación de pareja se volvió inexistente, la situación no daba más de si, y un día, se plantean separarse (el  quien lo decide, el cuando y el porque en ese momento y no en otro, lo desconozco, porque aparentemente podían haber continuado así por los siglos de los siglos).

Llegado este punto, tengo que decir, que  Candela era una mujer con la autoestima por los suelos, que de buena fe creyó que esto sería una solución, que podría rehacer su vida, que podría vivir tranquila con sus hijas, que no viviría siempre angustiada por si hoy le iban a caer una o dos broncas, y que al fin sería libre; libre hasta para equivocarse. ¡Que ingenua!

Sí, que ingenua. Nuestra amistad viene de lejos,  he seguido de cerca su historia, y puedo decir que fue una ingenua, que su marido se aprovechó de la buena fe de Candela y con su preponderancia social y económica y  después de un montón de años de su divorcio, sigue haciéndole la vida imposible valiéndose de ser quien es y utilizando todos los medios a su alcance (que son muchos), para destruir a esta mujer.

Candela me contaba, que cuando se estaban "negociando" los términos económicos de su separación, que su marido fue el que se ocupó de todo, y que ella no tuvo asistencia de ningún abogado, ni pidió ayuda a su familia, porque le daba vergüenza (pensad que antes el divorcio se entendía como un fracaso), ni tuvo una mano amiga que velara por sus intereses. Estuvo sola. Completamente sola. Esta parte del reparto de los bienes gananciales (que eran muchos, pero muchos, muchos, porque gracias a sus inversiones habían acumulado un patrimonio importante), es un tanto larga, por lo que haciendo una versión corta, diré que el marido se las compuso para quedarse con todo a cambio de una pensión vitalicia, que más que "pensión compensatoria", era una "pensión indemnizatoria". Candela firmó. Candela firmó todo lo que le pusieron por delante, y hubiera firmado que era la causante de la 2ª guerra mundial y de la muerte de Manolete, si se lo hubiesen pedido, tal era el estado mental y de indefensión en que se encontraba. Esta parte me la ha contado muchas veces, y siempre acaba llorando.

El marido se casó enseguida (tan enseguida, que no hay dudas de que esta relación ya existía durante su matrimonio), mas o menos, fue pagando lo acordado, aunque se desvinculó completamente de sus hijas, a las que solía ver tres veces al año, el tiempo que duraba una comida, y donde aprovechaba para pegarles unas broncas monumentales, hasta que incluso estas comidas (para descanso de las hijas), desaparecieron. Estas niñas, que hoy son mujeres adultas y casadas, han tenido que seguir terapias, porque no podían comprender ese rechazo, y a día de hoy aún reconocen que hay cosas que no podrán superar nunca.

Pero volviendo al tema económico, al marido de Candela le ha venido muy bien la crisis, porque aunque durante todos estos años ha ganado como un torero (ahora ganará menos, pero no está pidiendo a la puerta de ninguna iglesia) y el patrimonio dejado por Candela se ha revalorizado a cifras de millones de euros, le ha presentado una demanda de modificación de medidas incumpliendo todo lo acordado. Quiere eliminar de un  plumazo esa pensión que no es más que una compensación económica por el expolio que en su momento le hizo a Candela. Lo peor de todo, es que la justicia no siempre es justa, y los jueces no siempre se estudian como deberían los casos, ni todos somos iguales ante la ley (ver  la infanta Cristina  y el lio de su imputación y que la mujer del socio de su marido "Urdangarín" si lo está). Aquí estoy siendo demasiado "políticamente correcta", porque en realidad lo que me gustaría decir era algo mucho más fuerte y más acorde con lo que suele ocurrir. Estamos hartos de verlo: El que tiene padrinos se bautiza, y el marido de Candela tiene dinero y poder para bautizarse varias veces, mientras que Candela lo único que tiene es un paro, una ansiedad que no le permite llevar una vida normal, y una depresión de las de ir llorando por la calle.

¿Habrá justicia?


Por hoy me despido. Mañana más. ¡ Intentad ser felices!





1 comentario:

  1. ¡¡¡¡ Como me suena esta historia !!! Cuantas "Candelas" hay por el mundo y, lo triste es que no importa la época en la que vivas, estas historias se repiten una y otra vez. A pesar de todo yo sigo creyendo que en algún momento se hará justicia y, el tiempo siempre pone a cada uno en su lugar. Un beso amiga

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