Mi hijo y mi nuera se acaban de ir a ver no se que en un centro comercial. Hace una tarde de perros, acabo de enterarme que estoy pendiente de que me machaquen en dos juicios diferentes a los que me ha llevado la mala fe de dos indeseables. Lloro por todas las esquinas de impotencia y de rabia, y se que no me va a servir de nada. Toda mi vida trabajando y guardando como una hormiguita, y presiento que moriré pobre, pobrísima. Me he quedado sola en casa y me he puesto una copa de cava.
Cuando comencé este blog, es cierto que lo hice como terapia, pero como terapia de cosas antiguas, y en clave de humor. Algo así, como quitarme las pulgas de encima, pero (y soy la primera que lo lamento), no cuento más que tragedias (para mi) actuales. Tan de rabiosa actualidad, que la semana pasada las desconocía.
No voy a entrar en el contenido de las demandas (por aquello del secreto del sumario y para no dar pistas), pero os diré que de verdad, mi futuro depende de ellas. Ambas son absolutamente gratuitas, en el sentido de que como ya he dicho, proceden de la mala fe de terceros muy cercanos, que no tienen nada que perder y sobre todo, a uno de ellos lo que le pierden son las ganas de machacarme como sea. Por supuesto, voy a defenderme, pero es duro, muy duro depender del veredicto de alguien que no te conoce, que como mucho echará un vistazo más o menos amplio a las alegaciones de tu abogado, y que si el juicio es a última hora, estará cansado y querrá terminar pronto para irse a casa a comerse un arrocito. No estoy diciendo con esto que no haya jueces justos y preparados. No, estoy diciendo que al fin y al cabo son personas, y que las personas, tenemos días y días, y que han podido tener experiencias personales que les hace tener más cercanía con una parte que con otra, que puede que se sientan (a su pesar) mediatizados por el corporativismo y que también tendrán sus miedos y sus carencias, porque no son ni robots ni super héroes. Son hombres y mujeres como tu, pero con facultad para decidir sobre ti. ¡Ahí es nada!
Retomo este escrito al día siguiente, porque ayer me vi anegada en lagrimas, y no pude continuar. No se si habréis pasado por un momento parecido y podéis comprender de que hablo y como me siento. No os lo deseo. Da igual que el día sea soleado o que caigan chuzos de punta, que luzca el sol o no, porque para mi es de noche. En momentos como estos, no hay luz que valga, ni ilusión ni descanso, ni mucho menos esperanza. Cualquier actividad que tenga que acometer, por nimia que sea, me supone un esfuerzo titánico, porque no le veo la utilidad, porque no tengo la más mínima ilusión. No obstante, sigo adelante versión zombi, en parte por inercia, y en parte porque no me puedo permitir el lujo de abandonar. Hay demasiadas responsabilidades que he ido aceptando (o que me han ido cargando) poco a poco y que afectarían a mucha gente. Miro detrás de mi y siento vértigo.
Retomo este escrito al día siguiente, porque ayer me vi anegada en lagrimas, y no pude continuar. No se si habréis pasado por un momento parecido y podéis comprender de que hablo y como me siento. No os lo deseo. Da igual que el día sea soleado o que caigan chuzos de punta, que luzca el sol o no, porque para mi es de noche. En momentos como estos, no hay luz que valga, ni ilusión ni descanso, ni mucho menos esperanza. Cualquier actividad que tenga que acometer, por nimia que sea, me supone un esfuerzo titánico, porque no le veo la utilidad, porque no tengo la más mínima ilusión. No obstante, sigo adelante versión zombi, en parte por inercia, y en parte porque no me puedo permitir el lujo de abandonar. Hay demasiadas responsabilidades que he ido aceptando (o que me han ido cargando) poco a poco y que afectarían a mucha gente. Miro detrás de mi y siento vértigo.
Es una sensación muy extraña, me siento como si estuviera condenada a muerte, y estuviera viviendo este tiempo "de prestado", sabiendo que tengo que pasar por ese corredor (en el sentido más literal de la palabra), el corredor de delante de la sala, donde estas a merced de lo que quieran imponerte. Como ya he pasado por eso, se de lo que hablo y porque forma parte además de mi pesadilla más recurrente.
Hace años (en momentos distintos), dos amigos, uno de ellos muy cercano, decidieron voluntariamente dejar esta vida. ¡Que desesperados tenían que estar!, se quedarían sin esperanza y se quedaron por el camino. Al contrario de lo que dice la gente, que suicidarse es de cobardes, yo pienso que hay que tener mucho valor. Estar muy desesperado desde luego, pero ser muy valiente. muy muy valiente.
Lamentablemente, yo soy cobarde.
Un beso
No eres lamentablemente cobarde, eres afortunadamente valiente porque en esta vida hay que capear temporales y seguir adelante sea como sea. Hazlo por ti, por tus hijos o por comerte una tableta de chocolate mañana por la tarde, búscate un motivo y aférrate a él. A veces pasamos por baches que parecen pozos pero tranquila, que de todo se sale. Mucho ánimo y arriba que eres capaz.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu apoyo, seas quien seas. Te prometo que lo tendré en cuenta, y referente al chocolate, tambien te haré caso. Un abrazo
EliminarTu siempre dices que somos unas "supervivientes" y, como tal, saldrás de esta situación, los problemas se resolverán y, seguiremos ahí, haciendo las cosas que nos gusta hacer...Eres muy afortunada -aunque ahora puedas dudarlo-. Tienes una vidad llena de historias, tienes una familia fantástica y, tienes muchos muchos amigos que te queremos y que estamos a tu lado. Animo y sigue escribiendo... Un beso
ResponderEliminarGracias Mariseli. Me falta ese ratito de charla contigo. Un beso enorme
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