9 ene 2013

EL DIA QUE PREFERÍ UN BUEN GIN TONIC SOLITARIO A UN TRIO

En general los humanos somos seres sociables (algunos no tanto), que nos gusta relacionarnos y disfrutar de la vida en la medida que nos dejen. Yo antes, me mataba a trabajar toda la semana. Era un no parar. En el trabajo, para que no se notara que era mujer, (eso es algo que tienes que hacerte perdonar todos los días), tenía que rendir el doble que los tíos, y en casa, tenía que ser la mamá perfecta. Afortunadamente, no tenía que ser la esposa perfecta (el que lo haya pensado, ha acertado: Mi marido me dejó por otra más joven), porque eso ya hubiera sido demasiado.

Por fin, mis hijos fueron creciendo y se fueron haciendo autónomos los fines de semana (solo a efectos de salir, porque en el tema económico, de autónomos nada de nada), lo cual me permitió independizarme de viernes tarde a domingo noche.

En un pueblecito de  costa,  tengo lo que los franceses llaman un "pied a terre" . Para entendernos, un pequeño adosado donde no soy ni mujer trabajadora, ni madre modélica. Soy YO y nadie espera de mi nada que a mi no me de la real gana hacer. Pues bien, a ese paraíso particular  me iba todos los fines de semana y fiestas de guardar, y sin darme cuenta, me vi integrada en un grupo de personas, que como yo, y de muy distintas maneras, estaban solas (pero nada es eterno, porque el grupo, igual que se formó, dejó de existir).

Éramos un grupo muy heterogéneo. Había de todo: solter@s para siempre, divorciad@s a la fuerza, guiris, incluso durante ese tiempo hubo alguien que se convirtió en feliz viud@. ¿Las edades? pues también un poco de todo, aunque estaríamos más o menos en la cuarentena.

Nos veíamos de finde en finde, y raramente teníamos noticias unos de otros fuera de esto. No nos hacía falta. Sabíamos que el sábado cenaríamos juntos, que nos reiríamos, tomaríamos una copa en algún sitio, y que después  nos iríamos cada uno a su casa confiando que no nos hicieran soplar en una rotonda. ¡Cómo echo de menos esas cenas! Conocíamos y nos conocían en todos los restaurantes de la zona. A mi me dejaban elegir los vinos (yo soy muy de Ribera en tintos, y de Rueda en blancos, pero la verdad es que ahora hay un montón de denominaciones que hacen unos vinos para morirse). ¡Ay como echo de menos todo eso!

No eramos un grupo donde hubiera sexo. Que yo sepa, nunca hubo un lio, más bien, nos sentíamos muy cómodos por esa ausencia de presión, aunque una noche que habíamos sido muy pocos, cuando estabamos tomando una copa en un pub, ocurrió una de las historias más divertidas de mi vida. Os la voy a contar:



Serían como las 12,30 de la  noche, la mayoría de amigos se habían ido despues de la cena, y dos chicos y yo nos fuimos a tomar una copa. Uno de ellos, supongo que llevaría bastante tiempo en el dique seco, empezó medio en broma, medio en serio a insinuar que podríamos irmos a la cama. Yo al principio, no le hice demasiado caso, pero la verdad es que se puso realmente pesado. Yo habría podido solucionarlo marchandome a casa, pero la verdad, me daba mucha rabia tener que poner fin a un buen rato por culpa de un tercero que me importaba un rabano (es lo que me gusta de ser libre, que puedo hacer lo que me de la gana y  que no tengo porque permitir que nadie me fastidie).

Entonces tuve una idea. Le dije que vale, que de acuerdo, pero que no podíamos dejar solo al otro amigo, y que si quería sexo, tendríamos que ser los tres. Ni os cuento como se quedaron. Alucinaban. Les dije que fueran saliendo, que yo iba al lavabo y que enseguida salía. No se lo pensaron dos veces, creo que en su vida habían sido más obedientes. Salieron como corderitos. Yo esperé tranquilamente como unos 10 minutos, durante los cuales me pedí un gin tonic. Era invierno y hacía un frio pelón. Cuando salí, me los encontré de pie, firmes como figuritas de navidad. Tenían cara de no creerse lo que les estaba pasando........ y hacian bien. Me paré delante de ellos, y con toda tranquilidad les dije que me lo había pensado mejor, y que no me apetecia nada el plan, que ya se podían ir a sus casas. 

Entre otra vez y me sentí feliz. por fin podía disfrutar de mi gin tonic.

Nota: Nunca se mencionó este episodio, e incomprensiblemente siguieron siendo mis amigos.

Hoy me despido. Mañana mas. Que seais muy felices


2 comentarios:

  1. Madre mía, cómo les vacilaste, y los muy bobos ni captaron la ironía.
    Todavía me rio :D

    Un besito

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  2. ¡¡¡ Me encanta esta historia !!!! Es genial....

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