¿ Tenéis buenos recuerdos de vuestra infancia? Yo no se que decir. No se si mi infancia fue rara, o a mi me lo parece, comparada con lo que ahora entendemos por una infancia feliz. Fui la hija mayor, la primera nieta, la primera sobrina, pero eso no hizo mi vida mas fácil. Al revés, creo que desde muy pequeña mis padres me exigieron mucho.
Antes, los niños no contábamos para nada, eramos los últimos monos de la casa. Pensándolo bien, mi generación ha sido una mandada. Cuando eramos niños, nos mandaban los mayores, y cuando hemos sido mayores, nos han mandado nuestros hijos, a los que hemos convertido en los reyes del hogar.
Como mi madre no paraba de traer hijos al mundo (entonces casi no había tele, y lo de la planificación familiar, como que no se practicaba mucho), yo me fui a vivir a casa de mi abuela. Allí si que fui feliz. Mi abuela se acababa de quedar viuda, vivía en una casa inmensa con su hija pequeña, (mi queridísima tía) y estaba encantada con que yo estuviera allí. Mi colegio estaba muy cerca, y esa fue la excusa para quedarme todos los años que pude.
Mi abuela era una mujer muy conservadora, que no debía ser muy mayor, pero que yo la recuerdo siempre vestida de oscuro y con aspecto de muy mayor, aunque quizá no tuviera muchos más años de los que tengo yo ahora (no pienso decir mi edad). Era muy católica como se era antes. Iba todos los días a misa, y en casa, a las 12, se paraba todo para rezar el angelus, y por la tarde, sobre las 7, se rezaba el rosario. Esta era la parte que menos me gustaba, pero por lo demás me hacía la vida muy agradable. Me sentía muy querida y me tenía en cuenta casi como si fuera una adulta . Era muy culta para su generación. Quiero decir, que antes las mujeres no estudiaban demasiado aunque hubieran ido a buenos colegios, pero ella hablaba perfectamente francés, y recuerdo que por las noches, al acostarme, me leía traduciendo directamente libros del francés. Eran libros muy antiguos, recuerdo uno que me lo debió de leer varias veces que se llamaba "las desventuras de Sophie", y que estaba escrito por la Comptese de Segur, escritora francesa de origen ruso de finales del XVIII, principios del XIX. También me encantaban unos libros que estaban escritos tipo cómic (en francés por supuesto), que trataba de las aventuras de una niñera bretona que se llamaba Bécassine, y que se siguen reeditando, porque un amigo mio me lo ha traído este año. ¡Madre mía que recuerdos!
También le acompañaba de compras. Por aquella época, El Corte Inglés, supongo que existía, pero no como ahora, porque yo no recuerdo ir. Había muchos almacenes que eran familiares, de toda la vida, donde se vendían telas y alguna que otra confección. Mi abuela era muy clienta de uno de estos (ya desaparecidos) almacenes, donde los miércoles regalaban globos a los niños, que se llamaba "Almacenes Medrano", y allí nos recibía el señor Medrano en persona. Había un gran mostrador de madera labrada, con sillas de dos en dos para que las clientas pudieran elegir tranquilamente entre todas las "novedades" que los dependientes ponían encima unas de otras hasta que ya no veías nada. Que paciencia debían de tener, porque para elegir un corte de falda (antes se decía así, "quiero un corte de falda", o de abrigo, o de lo que fuera), podías tirarte dos horas largas. Incluso irte sin haber comprado nada. Mi abuela, debía de comprar mucho, porque el señor Medrano, nos acompañaba siempre a la puerta, y muy cumplido, le besaba la mano a mi abuela, mientras yo, muy en plan mayor (debía ser un retaco con no más de 7 u 8 años), paraba un taxi, porque mi abuela cojeaba un poco, y no podía andar mucho. ¡Que mayor y que importante me sentía!
Estas tardes, terminaban siempre en alguna cafetería (aunque creo que lo de cafetería fue posterior, serían cafés o salones de te), donde nos tomábamos unas tazas de chocolate estupendas con un bollo suizo o un mojicon (creo que se llamaban así). Esto comparado con la vida en casa de mis padres, rodeada de hermanos gritones, una madre casi siempre enfadada con mi padre y en el mejor de los casos ausente (todas las tardes salía con su hermana y su prima de compras), y en manos de unas niñeras más preocupadas por escuchar los seriales de la radio que de nosotros, la verdad, es que no había color.
Tengo un gran recuerdo de mi abuela y le debo mucho. Conforme pasa el tiempo, me voy dando más cuenta de todo lo que esta gran mujer ha influido en mi vida. A lo mejor no como ella hubiera querido, porque por suerte o por desgracia, mi vida no ha tenido nada que ver con la suya. Mis circunstancias y mi época, poco han tenido que ver con las suyas. Yo he tenido que hacerme fuerte, que capear muchos temporales y tantas cosas más para las que no me educaron, porque a mi no me educaron para ser la responsable de mi vida, se suponía que siempre habría alguien que haría eso por mi, pero lo que es cierto, es que mi educación nunca hubiera sido lo mismo sin ella.
Por cierto, debía ser muy inteligente, porque nunca le cayo bien mi ex-marido (je je je).
Tengo muchas más cosas que en algún momento quiero contaros de mi abuela y como ha influido en mi vida, pero eso ya será otro día.
Hoy me despido. Mañana mas. Que seáis muy felices.
Espero ansiosa el nuevo capitulo ......besos
ResponderEliminarQue buena amiga eres y como te agradezco que me leas, e incluso que te guste. Besitos preciosa
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