Hoy es viernes y comienza el fin de semana. Como decía Serrat, "Hoy puede ser un gran día, imposible de recuperar". Bueno, quien dice hoy, dice mañana, pero hoy hay que empezar a prepararlo. Me estoy refiriendo a una cena especial con esa persona también especial que todos deberíamos tener en nuestras vidas. ¿Que no tienes a nadie? De acuerdo, es una putada, pero a veces más vale estar solo, y tu también debes sentirte alguien especial para ti mismo, por lo que seguimos adelante.
Recuerdo un fin de año, hacía poco había terminado una relación con mi pareja de varios años, y no me apetecía sumarme a ningún grupo, ni tampoco ponerme a buscar desesperada a ningún tío. Me fui a mi casita de la playa. Preparé una cena fantástica, me arreglé de vértigo, (quedo bastante apañada cuando me lo propongo) puse una mesa preciosa, abrí una botella de "Pago de Carraovejas", y me di un homenaje. Cuando llegó la hora de las uvas, salí a la terraza (con mi abrigo de visón porque hacía un frío que pelaba), y bajo un cielo estrellado, recibí el año. Para ser absolutamente sincera, ahí termino el glamour. En ese momento me sentí muy desgraciada y me puse a llorar como una madalena. Con la botella de "Dom Perignon" muy adelantada y rodeada de kleenex me quedé dormida en el sofá.
Pero volvamos a esta noche, que yo enseguida me disperso y me voy por los cerros de Úbeda. Estábamos en que íbamos a preparar la cena para la noche del sábado. A mi me encanta salir a cenar, pero como últimamente el tema económico no está para tirar cohetes, prefiero cenar en casa que hacerlo en un mal restaurante.
Lo primero es saber cuantos vamos a ser. La cosa varía mucho si es para dos o viene más gente. Hoy vamos a imaginar que somos dos y además que sigue habiendo magia (estas cenas contribuyen mucho a eso de la magia). Después pensaremos en el menú. Debe ser bueno, bonito, lo suficientemente ligero como para que no te entre sueño después y lo suficientemente copioso como para que puedas pasar la velada sin soñar con atracar la nevera.
Lo siguiente, es irnos a comprar. Esta compra no debe mezclarse con la semanal para la familia. Esta es especial, y debemos concentrarnos en ella. En la medida de tus posibilidades, tira la casa por la ventana. Compra cosas diferentes de las de diario. Aquí vamos a darle prioridad a la calidad antes que a la cantidad. Después, vuelve a casa y prepárate un gin tónic mientras guardas la compra en la nevera, porque te lo has ganado, y además para que comience a notarse que el fin de semana ha llegado. Luego ya puedes ponerte cómodo/a prepararte algo de cena y encender la tele. Mañana será otro día.
Huyy, que ya es sábado. A mi personalmente, me encanta levantarme pronto, desayunar en la terraza (aunque sea con ochenta jerséis), viendo el jardín y los pajaritos. Una buena ducha, más tranquilita que los días de trabajo, y a la calle. Tiendas, recados, lo que sea, pero intenta terminar con una cervecita con amigos en algún sitio agradable. Volvemos a lo de antes. ¿Qué no tienes amigos? ¿Qué hoy están todos ocupados? ¿Y qué culpa tienes tu, que te impide sentarte tu solo/a y disfrutar de ese rato?
Después de la siesta (eso es innegociable, un sábado debe haber siesta), pondremos una bonita mesa, velitas incluidas. No seas cutre, nada de platos desechables, ni vasos de platico. Pon lo mejor de tu ajuar. Lo único que está permitido, e incluso recomendado por razones higiénicas son las servilletas de papel, pero cúrratelo un poco, y que hagan juego con la vajilla y el mantel.
Deja la cena preparada, aunque la tengas que terminar luego con tu invitado/a, y ve a arreglarte. ¡Eh!, un momento, dale un último vistazo a todo. ¿Te has olvidado de la música, el vino está a temperatura? Ahora sí, ya puedes irte. Ponte lo más espectacular que puedas y prepárate para disfrutar. Tu noche está a punto de empezar.
Voy a aconsejaros un menú que nunca falla y es facilito:
Podéis comenzar con unas ostras. En el Mercadona venden los fines de semana unas bandejas que están en torno a los 6 euros. Son fresquísimas y tienen un sabor a mar que te estalla en la boca. Para que no sienten mal, debéis hacer unas tostadas de pan oscuro con mantequilla y pimienta. Esto, además de protegeros el estomago queda muy bueno, y visualmente de mucho efecto.
Continuar con un foie mi-cuit con compota de manzana cubierto de gelée (gelatina, pero queda mejor en francés). Lo podéis preparar en alguna copa bonita (las triangulares como para martini son perfectas). Dejáis el foie a temperatura ambiente y rellenáis el fondo de la copa. A continuación ponéis una capa de compota de manzana (se hace en 5 min. en el microondas), o alguna compota comercial que os guste. Volvéis a poner otra capa de foie, adornar con unos trocitos de trufa y cubrír con gelatina (para la gelatina, seguir las instrucciones del paquete, pero en vez de agua, poned mitad caldo, mitad jerez seco o dulce), y lo dejáis reposar en la nevera hasta el momento de servir.
Y como postre, me rindo. Comprad algo, porque eso ya es demasiado trabajo.
Importantísimo: El vino. No destrocéis todo lo anterior con un mal vino. Esta cena, puede maridar muy bien con un vino blanco de Rueda (José Pariente, Marqués de Riscal, Belondrade y Lourton por ej.), o con un excelente cava valenciano como es Dominio de la Vega si lo preferís.
A partir de aquí, no me queda más que desearos una estimulante velada a vuestra elección, y pediros que hagáis lo mismo conmigo.
Hoy me despido. Mañana más. Que seáis muy felices.
Podéis comenzar con unas ostras. En el Mercadona venden los fines de semana unas bandejas que están en torno a los 6 euros. Son fresquísimas y tienen un sabor a mar que te estalla en la boca. Para que no sienten mal, debéis hacer unas tostadas de pan oscuro con mantequilla y pimienta. Esto, además de protegeros el estomago queda muy bueno, y visualmente de mucho efecto.
Continuar con un foie mi-cuit con compota de manzana cubierto de gelée (gelatina, pero queda mejor en francés). Lo podéis preparar en alguna copa bonita (las triangulares como para martini son perfectas). Dejáis el foie a temperatura ambiente y rellenáis el fondo de la copa. A continuación ponéis una capa de compota de manzana (se hace en 5 min. en el microondas), o alguna compota comercial que os guste. Volvéis a poner otra capa de foie, adornar con unos trocitos de trufa y cubrír con gelatina (para la gelatina, seguir las instrucciones del paquete, pero en vez de agua, poned mitad caldo, mitad jerez seco o dulce), y lo dejáis reposar en la nevera hasta el momento de servir.
Y como postre, me rindo. Comprad algo, porque eso ya es demasiado trabajo.
Importantísimo: El vino. No destrocéis todo lo anterior con un mal vino. Esta cena, puede maridar muy bien con un vino blanco de Rueda (José Pariente, Marqués de Riscal, Belondrade y Lourton por ej.), o con un excelente cava valenciano como es Dominio de la Vega si lo preferís.
A partir de aquí, no me queda más que desearos una estimulante velada a vuestra elección, y pediros que hagáis lo mismo conmigo.
Hoy me despido. Mañana más. Que seáis muy felices.
Me encanta la cena.... ni que decir tiene que esto termina en "cama"....con buena compañia ¡¡¡¡¡
ResponderEliminarEso es lo esperable. Para eso te lo curras, jejeje
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