9 may 2013

¡QUE BONITO ES UN ENTIERRO, CON SUS CABALLITOS BLANCOS, CON SUS CABALLITOS NEGROS...!

Últimamente, tengo muchas molestias de estomago y estoy preocupada. Quiero pensar que es una simple gastritis producida por el estrés, la primavera o porque si, pero la verdad es que estoy comenzando a asustarme. En los últimos tiempos, y más concretamente en los últimos tres meses, estoy viviendo una situación muy angustiosa, con mucha tensión fuerte y continuada, y eso luego pasan factura. Por otra parte, estoy en esa edad en la que a mi alrededor están cayendo como moscas.

Siempre he intentado ser positiva, y por muchos problemas que tuviera, y las muchas presiones que ejercieran sobre mi, ya fueran de trabajo o personales, he aguantado el tirón y siempre ha salido el sol. Lo que pasa, es que ahora la percepción que tengo de las cosas y de mi vida, siento que son distintas, ya no desconecto ni de noche ni de día. Yo estoy convencida, que si he sobrevivido todos estos años, es porque los fines de semana  me iba a mi refugio de la playa, y ahí cargaba pilas, con esos paseitos, esas cervecitas delante del mar y porque no decirlo, esas cenas divertidisimas con mi grupo de amigos (hoy extinguido). 

Esta mañana me he despertado como siempre antes de las 7 (tiene gracia, que cuando estaba trabajando me hacía falta el despertador, y ahora que podría dormir un rato más, me despejo con las primeras luces), me he preparado una bandeja con un te y cuatro galletas como siempre, y nada más tomarlo, se me ha puesto un dolor muy desagradable en la boca del estómago. Tan desagradable, que me he vestido con la intención de irme a urgencias, pero de repente, como ha venido se ha ido el dolor, y ya me he quedado en casa. Lo que si he hecho, ha sido pedir hora para un especialista de digestivo, y tengo cita para dentro de dos semanas. Ahora mismo, me está molestando otra vez, pero no quiero sugestionarme.

Me da mucha rabia, esta situación que estoy viviendo, la angustia de no saber como va a terminar todo (perdón, estoy hablando del juicio que tengo pendiente), si la justicia será justa, si ganará el de siempre, si nos dejarán defendernos o si  nos obligarán como la otra vez a pactar vergonzosamente en el pasillo. Yo tengo ganas de luchar, de recuperar mi vida, la vida que he dejado aparcada y que ya no va a volver. A veces creo que si, que ahora es diferente, que no me pueden quitar lo que me pertenece legal y moralmente, pero otras, me desanimo y me preparo para lo peor, porque ejemplos hay para aburrir de que la ley no es igual para todos.

Por cierto, no os he contado nunca una fantasía que me gustaría convertir en realidad antes de morirme: Ir al entierro de mi ex marido.

Imaginad la escena: Ambiente tipo entierro de la serie Sexo en Nueva York. En el cementerio, a poca distancia del duelo, una limusina blanca, de la que bajo yo, guapa (aunque sea vieja, ese día estaré muy guapa), elegante, serena, perfectamente arreglada para cocktail,   con una preciosa pamela cubriéndome los ojos, ayudada por un chófer uniformado y acompañada por mis amigas incondicionales. El chófer saca unas copas de cristal finísimo, abre una botella de Dom Perignon, con un elegante ruidito al descorchar y nos sirve una copa, con la que brindamos mientras dura el sepelio. De fondo, una música alegre, unas sevillanas por ejemplo.

Hay que celebrarlo ¡¡¡La bestia ha muerto!!! 

En ese momento seré libre por fin.

Un beso para todos y que seáis  muy felices

P.D.: Se que últimamente no estoy escribiendo mucho, pero  me tenéis que comprender: No tengo el cuerpo para ruidos.




24 abr 2013

¡VIVA EL DIAZEPAM!, O CASI MEJOR QUE NO

Supongo que en algún momento de vuestras vidas os habrá pasado, que todo os cuesta muchísimo, que no tenéis ganas de nada, que todo se os hace un mundo, etc. etc. Yo estoy pasando por ese momento, aunque no exactamente por culpa de una astenia primaveral, ni porque esté baja de vitaminas, hierro o cualquier otra historia. Estoy así, porque últimamente si suena mi teléfono es para malas noticias, si llaman a la puerta, es alguna carta certificada que tampoco trae nada bueno, de trabajo ya ni hablemos, porque ya no tengo ni entrevistas, mi hija mayor y su marido siguen sin trabajo (y sin prestación de desempleo), y todo de ese estilo.

Llevaba tiempo, y cuando digo tiempo es más de cuatro años, con una extraña sensación, bastante desagradable. Tenía dentro como un presentimiento de que estaba viviendo el final de una época, para entendernos, como la caída del imperio romano, pero en particular. A la gente que estaba a mi alrededor se lo decía, que no estaba tranquila, que todo me sobresaltaba, que me daba la impresión de estar viviendo como una etapa de calma chicha que precede a la tempestad. Aparentemente todo estaba igual, es más, me sentía una agorera y una histérica. Cuando llegó el punto que no podía ni abrir el buzón de las cartas, porque se me ponía un nudo en la garganta, el corazón se me salía por la boca, y la ansiedad me dejaba sin respiración, decidí ir al médico.

Empezaron a controlarme la tensión, y resulta que sin que sea hipertensa, había momentos que me subía a 190, lo cual es una barbaridad, para que me de un pampiruleque mayor y me quede tontita en silla de ruedas. Me mandaron a lo que la seguridad social llama "salud mental", que sólo el nombrecito, ya pone los pelos de punta. Fui a salud mental, y tengo que decir que me trataron muy bien, pero que no me sirvió de nada. La psiquiatra me hizo una historia completísima, me diagnosticó depresión y ansiedad crónica, y me puso un tratamiento de pastillas muy completito. También me mandaron al  psicólogo, que tengo que decir lo mismo: Un gran profesional, más implicado de lo que cabría esperar, pero que me citaba como mucho una vez al mes, porque supongo que tenía demasiados pacientes y el sistema no da para más.

Como trato humano, tengo que decir que me sorprendió lo agradables que eran, y quiero dejarlo claro. Recibí un trato excelente, pero no era lo que yo necesitaba. Posiblemente estén más acostumbrados a recibir pacientes con otro perfil. Lo digo con todo respeto, pero mientras esperaba, veía el tipo de gente que iba, y no nos parecíamos mucho; había amas de casa mayores con cara de empastilladas, jubilados vacilantes,  jóvenes y no tan jóvenes, con aspecto de yonkis en permanente estado de "lo estoy dejando pero va a ser que no", y poco más. Yo notaba, que cuando me entrevistaban me miraban mucho y se sorprendían de la tranquilidad y coherencia de mis razonamientos (en algún momento me lo dijeron abiertamente).

Volviendo al diagnóstico, yo lo sabía, los síntomas eran claros, pero siempre he sido muy remisa a tomar pastillas. Me dan miedo. Me da miedo depender de algo o de alguien, y en este caso, no era distinto. Los antidepresivos, ni me los plantee. Me negué entrar en un paraíso artificial, mientras mis miedos (que eran reales), seguirían ahí, y además luego tendría que pasar por un periodo de desintoxicación. Vamos, que ni hablar. Mi depresión me la manejaría yo como pudiera y lloraría en el coche como había hecho siempre. Lo de la ansiedad, ya era otra cosa. Eso de tener todo el dia gatos en el estómago y la tensión disparándose a las alturas era mucho más incomodo, porque eso si que no te deja vivir, y como además y en principio, los ansiolíticos se supone que puedes manejarlos mejor, me hice amiga del Diazapam.

Ahora más de cuatro años después, mis peores predicciones se han materializado. No me han cogido de sorpresa, pero si muy deteriorada. Mis nervios están destrozados y ya ni el Diazapam. De hecho, he dejado de tomarlos, porque creo que ya no me hacen nada. Esa sensación que tenía de estar viviendo el final de una era, ahora se ha transformado en la sensación de estar viviendo un tiempo de descuento, los pocos días que quedan para caer por una pendiente sin fin.

Yo no era así, era alegre, positiva, muy activa, no había nada que se me pusiera por delante, podía con todo lo que me echaran. Siento decirlo, pero me siento una fracasada. Por otro lado, y visto como está el panorama general de gente que la dejan en la calle, el paro generalizado y la cantidad de personas que a mi alrededor están cayendo como moscas de cánceres repentinos, me avergüenzo, porque de momento puedo hacer frente a todos mis compromisos económicos (muy apretadita, pero cumplo), y la salud, quitando el tema nervios, ansiedad y depre que nos ocupa, pues (tocando madera), estoy bien.

Tengo ganas de volver a ser la de antes, tener ilusiones e intentar cumplirlas, salir y disfrutar de las salidas, poder comprarme una falda en Zara sin sentir remordimientos (porque para la vida que hago, con el fondo de armario me sobra), no estar todo el día dando vueltas a la cabeza y haciendo cuentas (para ser de letras, en mi vida he hecho más sumas y restas), ver a mis hijas felices y con trabajo, pero tengo la desagradable sensación de que ya nunca será nada igual.

Echo de menos esos años que no paraba. Mi trabajo me absorbía, me levantaba a las 6 de la mañana, cogía aviones, devoraba kilómetros, asistía a reuniones, siempre perfectamente maquillada, montada en mis tacones y con un impecable traje de ejecutiva, sabiéndome valorada y con unos ingresos regulares. Llegaba muerta a mi casa o al hotel de turno, pero era muy feliz. 

16 abr 2013

CANDELA LA MALCASADA O LA HISTORIA DE UNA INJUSTICIA

Hace bastante tiempo desde mi última entrada, porque no me he encontrado bien, pero quiero retomar las buenas costumbres, y hoy voy a contaros una historia. Algo que le está ocurriendo a una amiga.

Mi amiga Candela, es una mujer de mediana edad, que vive en una pequeña ciudad de provincias, donde aún las "fuerzas vivas" conservan prebendas a la antigua (para ser sincera, creo que esas prebendas se siguen manteniendo en todas partes con la mayor impunidad), y donde desde luego, la justicia no es igual para todo el mundo. 

Pues bien, Candela, cuando era joven, se casó con su novio de toda la vida, tuvieron tres hijas, y aunque hubieran podido hacerlo, no comieron perdices. Quiero decir, que aunque consiguieron una posición económica mas que desahogada, ahí Candela no fue feliz. Candela, que había trabajado cuando era soltera, que había estudiado una carrera universitaria y que no era ni tonta ni vaga, por necesidades del guión, se dedicó por entero a su familia, a cuidar de sus hijas, a potenciar la carrera de su marido, a cuidar de la economía familiar, a hacer crecer los ahorros con muy buen tino y a ser y hacer siempre lo que se esperaba de ella.

A cambio su marido tenía como única obligación la de crearse una buena reputación profesional. A él no había que irle con ningún problema domestico, familiar, ni siquiera emocional. No se le podía incomodar con los estudios de las hijas, ni una reunión del  colegio, una fiebre nocturna, ni la planificación de las vacaciones familiares, ni nada de nada. ¡Faltaría mas! El se había comprado una esposa para todo eso. Como ya he dicho, Candela como mujer, no era feliz ni de lejos, pero como no tenía con que comparar, pensaba que eso era lo normal. Para decir la verdad, vivía acobardada por su marido, siempre estaba en vilo de que el "señor" no lo encontrara todo de su gusto. cualquier tontería era un drama, y todo tenía que ser perfecto. Maltrato físico no había, pero psicológico  para dar y tomar.

La parte sexual, no era mucho mejor. Me contaba, que desde el primer momento, él dejó muy claro que eso era algo muy secundario. Candela no sabía que pensar: ¿No le gusto, no le atraigo, será por su educación, será homosexual y no se ha enterado? Nuestra amiga Candela lo intentaba, se compraba ligueros, se ponía sexy,  lo provocaba, pero no conseguía mucho. Una vez, ella le pidió que la estimulara un poco antes de ...., y poco menos que le dijo que eso eran perversiones, y que si no conseguía un orgasmo de forma correcta (misionero), es que tenía algún tipo de malformación o que era una viciosa.

A pesar de este panorama, que por cierto, en aquella época debía ser bastante habitual, Candela se hizo a la idea y continuó con su matrimonio lo mejor que podía, con sus obligaciones y disfrutando de sus hijas, pero llegó un momento en que aquello se hizo insostenible. El marido estaba en el zenit de su carrera, Candela había comenzado a trabajar otra vez, y aunque no era ningún trabajo para tirar cohetes (no había podido dedicarse a potenciar su vida profesional), estaba contenta porque se reintegraba a mundo laboral. La relación de pareja se volvió inexistente, la situación no daba más de si, y un día, se plantean separarse (el  quien lo decide, el cuando y el porque en ese momento y no en otro, lo desconozco, porque aparentemente podían haber continuado así por los siglos de los siglos).

Llegado este punto, tengo que decir, que  Candela era una mujer con la autoestima por los suelos, que de buena fe creyó que esto sería una solución, que podría rehacer su vida, que podría vivir tranquila con sus hijas, que no viviría siempre angustiada por si hoy le iban a caer una o dos broncas, y que al fin sería libre; libre hasta para equivocarse. ¡Que ingenua!

Sí, que ingenua. Nuestra amistad viene de lejos,  he seguido de cerca su historia, y puedo decir que fue una ingenua, que su marido se aprovechó de la buena fe de Candela y con su preponderancia social y económica y  después de un montón de años de su divorcio, sigue haciéndole la vida imposible valiéndose de ser quien es y utilizando todos los medios a su alcance (que son muchos), para destruir a esta mujer.

Candela me contaba, que cuando se estaban "negociando" los términos económicos de su separación, que su marido fue el que se ocupó de todo, y que ella no tuvo asistencia de ningún abogado, ni pidió ayuda a su familia, porque le daba vergüenza (pensad que antes el divorcio se entendía como un fracaso), ni tuvo una mano amiga que velara por sus intereses. Estuvo sola. Completamente sola. Esta parte del reparto de los bienes gananciales (que eran muchos, pero muchos, muchos, porque gracias a sus inversiones habían acumulado un patrimonio importante), es un tanto larga, por lo que haciendo una versión corta, diré que el marido se las compuso para quedarse con todo a cambio de una pensión vitalicia, que más que "pensión compensatoria", era una "pensión indemnizatoria". Candela firmó. Candela firmó todo lo que le pusieron por delante, y hubiera firmado que era la causante de la 2ª guerra mundial y de la muerte de Manolete, si se lo hubiesen pedido, tal era el estado mental y de indefensión en que se encontraba. Esta parte me la ha contado muchas veces, y siempre acaba llorando.

El marido se casó enseguida (tan enseguida, que no hay dudas de que esta relación ya existía durante su matrimonio), mas o menos, fue pagando lo acordado, aunque se desvinculó completamente de sus hijas, a las que solía ver tres veces al año, el tiempo que duraba una comida, y donde aprovechaba para pegarles unas broncas monumentales, hasta que incluso estas comidas (para descanso de las hijas), desaparecieron. Estas niñas, que hoy son mujeres adultas y casadas, han tenido que seguir terapias, porque no podían comprender ese rechazo, y a día de hoy aún reconocen que hay cosas que no podrán superar nunca.

Pero volviendo al tema económico, al marido de Candela le ha venido muy bien la crisis, porque aunque durante todos estos años ha ganado como un torero (ahora ganará menos, pero no está pidiendo a la puerta de ninguna iglesia) y el patrimonio dejado por Candela se ha revalorizado a cifras de millones de euros, le ha presentado una demanda de modificación de medidas incumpliendo todo lo acordado. Quiere eliminar de un  plumazo esa pensión que no es más que una compensación económica por el expolio que en su momento le hizo a Candela. Lo peor de todo, es que la justicia no siempre es justa, y los jueces no siempre se estudian como deberían los casos, ni todos somos iguales ante la ley (ver  la infanta Cristina  y el lio de su imputación y que la mujer del socio de su marido "Urdangarín" si lo está). Aquí estoy siendo demasiado "políticamente correcta", porque en realidad lo que me gustaría decir era algo mucho más fuerte y más acorde con lo que suele ocurrir. Estamos hartos de verlo: El que tiene padrinos se bautiza, y el marido de Candela tiene dinero y poder para bautizarse varias veces, mientras que Candela lo único que tiene es un paro, una ansiedad que no le permite llevar una vida normal, y una depresión de las de ir llorando por la calle.

¿Habrá justicia?


Por hoy me despido. Mañana más. ¡ Intentad ser felices!





14 mar 2013

MARIO CONDE, PRESENTACIÓN SCD VALENCIA Y ALGÚN RECUERDO

El pasado miércoles 6 de marzo, se presentó en Valencia, en el Hotel Meliá el partido Sociedad Civil y Democracia (SCD). Seríamos unas 100 personas, no más, pero un Éxito, si se tiene en cuenta que ese día y a esa hora jugaba el Valencia, y ya se sabe, que el fútbol rige nuestras vidas ("Pan y Circo"). La verdad es que esto fue un fallo importante de planificación, y una lástima, porque mucha gente se perdió un estupendo, estupendísimo evento cívico. Si alguien está interesado, yo recomiendo ver la entrada que ha hecho http://lajusticiacomoequidad.blogspot.com.es aquí, muy seria y con gran criterio, porque la mía es más personal y literaria. 

Yo no me lo perdí. Estuve allí, disfruté muchísimo y en algún momento, hasta me emocioné por algo que dijo el Sr. Conde y que yo he vivido y me ha afectado directamente., referente al poder judicial y a su  supuesta "independencia".

La introducción corrió a cargo de Ramón Guillén, joven y entusiasta Consejero de Dirección, (Bieeeennnnn), que dio paso a Daniel Movilla, Secretario general del  partido, que habló acerca de la prohibición del mandato imperativo en la Constitución, que para entendernos, supone que cuando votamos y elegimos a un diputado, éste no nos debe nada, no tiene que darnos ninguna explicación de lo que hace, ni nos pregunta a los electores que queremos o que necesitamos. Únicamente está sometido a la disciplina de su partido, con lo que cabría preguntarse: ¿Para que pagamos a tanto diputado?

Y llegamos a donde yo quería llegar: Mario Conde, Presidente de SCD. El escenario (un atril y un cartel) no podía ser más austero y escaso de parafernalia, ni falta que le hacía, cuando alguien tiene carisma, lo llena todo. Como yo no voy a ceñirme a enumerar las propuestas del partido, aconsejo visitar su web http://www.scd.es. Lo que si eché de menos, fue la presencia de medios de comunicación. No hubo ni un mal periodista ni una "mala" televisión, ni siquiera nuestra autonómica Canal 9 (como si ésta tuviera mejores cosas que hacer je je je).


Cuando Mario Conde tomó posesión del atril, allí no se escucho ni una mosca. El silencio fue absoluto. La voz, en un inicio intimista del Sr. Conde, lo llenó todo. No se cuanto tiempo estuvo hablando, pero fue bastante, aunque creo que a todos se nos hizo corto. A mi por lo menos. Comenzó hablando de su pasado, y esa  es la parte que yo mejor conozco, porque debemos ser más o menos de la misma edad (bueno, yo soy más joven), y por razones que no vienen al caso,  le seguí bastante de cerca. Con 24 años aprobó la oposición más difícil de las consideras de élite  Fue Abogado del Estado con el nº 1 de su promoción, trabajó con Juan Abelló en la industria farmacéutica, y luego llegó Banesto y toda la vorágine, cárcel incluida, por no hablar de la dolorosa perdida de su primera mujer Lourdes Arroyo, pero esto lo sabe todo el mundo y está en todas sus biografías.

Yo no quiero entrar ahí. Eso es el pasado, y por supuesto,  ha dejado una huella en su vida ¡Como no! Lo que voy a contar es una tontería sin importancia: Como y donde conocí a Marío Conde en algún momento de los 80:

Cuando empiezo a oír hablar de Mario Conde, estaba recién casada con un "brillante" (pero menos), ganador de otra de las oposiciones de élite de este país (omito por privacidad). Ni que decir tiene, que ni había ni hay comparación posible, a no ser por el esfuerzo que supone sacar una de esas oposiciones y que también lo hizo en un tiempo récord.  Cuento ésto, porque por aquel entonces, estaban muy de moda las sevillanas, y cualquiera que quisiera ser cool (como se diría ahora), tenía que saber bailarlas aunque fuera mal, y acudir a las famosas salas rocieras que proliferaron como hongos. El señor Conde no fue menos, ni yo tampoco.

Para poder ir a bailar tranquilamente con sus amigos, Mario Conde montó en  la calle Lopez de Hoyos de Madrid (muy cerca del primer VIPS que se abrió en España, y también punto de encuentro madrileño), una sala rociera. Creo recordar que se llamaba El Portón, y que en algún momento se abrió al publico, o por lo menos, a cierto público, o con invitación, eso no lo recuerdo bien, porque ha pasado mucho tiempo. Lo cierto, es que una noche, con mi "difunto" marido y sus colegas de profesión, acompañados de sus orgullosisimas y ostentosas esposas, fuimos a ese centro de culto al poder y a las sevillanas (os prometo, que mi ironía es con cariño, aunque sin nostalgia). Por supuesto, alguien de nuestro grupo conocía al Sr. Conde (seguramente más de uno, y por eso estábamos allí), y todos fuimos presentados. Mario Conde estaba en todo su esplendor. Irradiaba encanto, magnetismo, poder, ...... Podría seguir, pero para que, todos me entendéis.

Como he dicho, yo era muy joven, (guapísima según mi padre), bailaba sevillanas bastante mejor de la media habitual (yo diría que las bailaba de escándalo, pero voy a ser modesta), y .....

¡Lo conseguí! Bailé unas sevillanas con Mario Conde.

El nunca lo recordará, y yo nunca lo olvidaré.

Un beso para todos.







2 mar 2013

SANS ESPOIR, HOPELESS, SENZA SPERANZA. PUEDE ESCRIBIRSE EN MUCHOS IDIOMAS, PERO LO TRISTE ES SENTIRLO

Mi hijo y mi nuera se acaban de ir a ver no se que en un centro comercial. Hace una tarde de perros, acabo de enterarme que estoy pendiente de que me machaquen en dos juicios diferentes a los que me ha llevado la mala fe de dos indeseables. Lloro por todas las esquinas de impotencia y de rabia, y se que no me va a servir de nada. Toda mi vida trabajando y guardando como una hormiguita, y presiento que moriré pobre, pobrísima. Me he quedado sola en casa y me he puesto una copa de cava.

Cuando comencé este blog, es cierto que lo hice como terapia, pero como terapia de cosas antiguas, y en clave de humor. Algo así, como quitarme las pulgas de encima, pero (y soy la primera que lo lamento), no cuento más que tragedias (para mi) actuales. Tan de rabiosa actualidad, que la semana pasada las desconocía.

No voy a entrar en el contenido de las demandas (por aquello del secreto del sumario y para no dar pistas), pero os diré que de verdad, mi futuro depende de ellas. Ambas son absolutamente gratuitas, en el sentido de que como ya he dicho, proceden de la mala fe de terceros muy cercanos, que no tienen nada que perder y sobre todo, a uno de ellos lo que le pierden son las ganas de machacarme como sea. Por supuesto, voy a defenderme, pero es duro, muy duro depender del veredicto de alguien que no te conoce, que como mucho echará un vistazo más o menos amplio a las alegaciones de tu abogado, y que si el juicio es a última hora, estará cansado y querrá terminar pronto para irse a casa a comerse un arrocito. No estoy diciendo con esto que no haya jueces justos y preparados. No, estoy diciendo que al fin y al cabo son personas, y que las personas, tenemos días y días, y que han podido tener experiencias personales que les hace tener más cercanía con una parte que con otra, que puede que se sientan (a su pesar) mediatizados por el corporativismo y que también tendrán sus miedos y sus carencias, porque no son ni robots ni super héroes.  Son hombres y mujeres como tu, pero con facultad para decidir sobre ti. ¡Ahí es nada!



Retomo este escrito al día siguiente, porque ayer me vi anegada en lagrimas, y no pude continuar. No se si habréis pasado por un momento parecido y podéis comprender de que hablo y como me siento. No os lo deseo. Da igual que el día sea soleado o que caigan chuzos de punta, que luzca el sol o no, porque para mi es de noche. En momentos como estos, no hay luz que valga, ni ilusión ni descanso, ni mucho menos esperanza.   Cualquier actividad que tenga que acometer, por nimia que sea, me supone un esfuerzo titánico, porque no le veo la utilidad, porque no tengo la más mínima ilusión. No obstante, sigo adelante versión zombi, en parte por inercia, y en parte porque no me puedo permitir el lujo de abandonar. Hay demasiadas responsabilidades que he ido aceptando (o que me han ido cargando) poco a poco y que afectarían a mucha gente. Miro detrás de mi y siento vértigo.

Es una sensación muy extraña, me siento como si estuviera condenada a muerte, y estuviera viviendo este tiempo "de prestado", sabiendo que tengo que pasar por ese corredor (en el sentido más literal de la palabra), el corredor de delante de la sala, donde estas a merced de lo que quieran imponerte. Como ya he pasado por eso, se de lo que hablo y porque forma parte además de mi pesadilla más recurrente.

Hace años (en momentos distintos), dos amigos, uno de ellos muy cercano, decidieron voluntariamente dejar esta vida. ¡Que desesperados tenían que estar!, se quedarían sin esperanza y se quedaron por el camino. Al contrario de lo que dice la gente, que suicidarse es de cobardes, yo pienso que hay que tener mucho valor. Estar muy desesperado desde luego, pero ser muy valiente. muy muy valiente.

Lamentablemente, yo soy cobarde.

Un beso






26 feb 2013

EN VALENCIA TAMBIÉN SE HACEN BUENOS VINOS. NO HAY QUE PERDER DE VISTA LAS BODEGAS LOS PINOS

Hoy no es precisamente el mejor día de mi vida, pero el jueves pasado si que pasé una tarde muy agradable, y quiero dejar constancia de ello. En Valencia existe una estupenda tienda de vinos Bodegas Santander / Beals, en la calle Alzira, 15 (http://beals.es/index.php/es/contactar.html), donde puedes encontrar casi cualquier botella que te apetezca, pero lo mejor de todo son las personas que lo llevan. Al frente está Beatriz que es una gran profesional y que además nos cuida mucho a todos, convirtiendo a sus clientes en buenos amigos. Nos organiza un montón de actividades durante el año, entre las que se encuentran las "Catas de los Jueves". A mi personalmente, me resulta muy agradable terminar la semana laboral, participando en una cata de vinos. 



No soy ninguna experta, pero el vino forma parte de mi cultura, y me gusta. Me gusta conocer la historia del vino que me presentan, la bodega, si es familiar, como nació, como es el suelo, como lo cultivan, que tipo de uvas y porque, y sobre todo, la ilusión y las ganas de la persona que viene a hacer la cata, ya sea un comercial, el enólogo, o el propio bodeguero. tengo que estar agradecida, porque he catado vinos excelentes y he aprendido muchísimo. De hecho, cuando salgo a comer o cenar, ya sea con amigos o de trabajo, siempre me piden que elija el vino (me encanta estudiar las cartas de vinos. Dicen mucho de un restaurante), y creo que suelo acertar.



Pues bien, el pasado jueves, fui invitada a una cata de Bodegas Los Pinos www.bodegaslospinos.com. Esta bodega, pertenece a la D.O. Valencia, y está en Fontanars des Alforins. Me gustó mucho la presentación que hizo la representante de la bodega, MªJosé Ruz, que le puso pasión, y nos lo supo transmitir.



Catamos cuatro vinos:

* BROTE. Un blanco muy agradable de Verdil (en otras regiones podría ser el equivalente al verdejo) y Viogner, que es una variedad francesa. Tiene una fermentación en barrica de roble francés durante 4 meses, y recuerda un poco a los vinos con gewurztraminer.

* TINTO BARRICA LOS PINOS. Un coupage de Syrah, Merlot y Cabernet Franc, con un ligero recuerdo a violetas, equilibrado y con una graduación alcohólica alta (todos estos vinos la tienen), creo recordar 14,5º. Me gustó, es un vino que se toma con agrado.

* TINTO CRIANZA LOS PINOS. Otro coupage de Cabernet Sauvignon, Merlot y Monastrell que casi no se notaba el sabor tradicional a pimiento de la cabernet, si acaso un pequeño recuerdo a pimentón muy leve. 6 meses en depósito, y 12 en barrica de roble francés. A mi es el que me gustó más. Me pareció un vino redondo. Muy elegante y que cuando te quieres dar cuenta, ya te has acabado la botella, lo cual es una señal excelente. Yo lo tomé ayer domingo acompañando un Cous Cous, y fué todo un acierto. Lo recomiendo.

* LOS PINOS 100%. Es un vino muy peculiar. Maria José, no nos explicó hasta después de la cata la característica diferenciadora de este vino: Lleva Monastrell, Garnacha y Syrah, pero lo más importante, es lo que no lleva: Es un vino completamente natural. No le añaden sulfuroso, con sus levaduras autoctonas y lo más increíble  Sin madera. Gustó bastante a casi todos los asistentes, pero yo tengo que decir, que a mi me dejó un poco perpleja, y no me atrevo a definirme. Lo que si es cierto, es que es un vino perfecto para las personas con problemas alérgicos,  ya que no contiene sulfitos.



Respecto a los precios, muy asequibles, y estos vinos los podéis encontrar en Beals. Os lo recomiendo. Yo voy a repetir y cuando pueda visitaré la bodega. Vosotros también podéis hacerlo, entrad en la web (os he puesto el link más arriba), y concertad una visita guiada, seguro que pasaremos un buen rato.



Por cierto, antes he hablado de un Cous Cous, y aunque creo que es una receta muy conocida, otro día os contaré como lo preparo yo, absolutamente sin nada de grasa y la verdad es que me sale riquísimo.

Hoy me despido. Mañana más. Que seáis muy felices




20 feb 2013

HOY TOCA TERAPIA

¡Que importante es la amistad ! Tener amigos. No hablo de conocidos, o de gente con la que te relacionas más o menos por razones de trabajo, o convencionalismos sociales. No, hablo de verdaderos amigos, esos que en mayor o menor número (normalmente poquitos), sabes que están ahí; que si los llamas están, que si los necesitas están, que puede que no los veas muy a menudo, pero que cuando los ves, o sabes de ellos, sientes verdadera alegría, y que a ellos les sucede lo mismo. Por una parte, es un sentimiento egoísta  de posesión: "Es mi amigo/a", pero de otra, hay una gran entrega, porque te costaría mucho negarle algo, y mucho menos engañar a un amigo. Con el tiempo, he aprendido a valorar cada vez más dos cosas: La familia y los verdaderos amigos.

Hace años, por razones sociales, estaba rodeada de gente que decía quererme,  y que sin ser yo consciente, me hacían la pelota, o cuanto menos me ponían buena cara y se contaba conmigo para todo. De verdad que yo no me daba cuenta, era muy joven y creía que "to er mundo era güeno". ¡Menuda desbandada! De un día para otro, me quedé más sola que la una. Al principio, tampoco fui consciente de que nadie me llamaba, porque yo tenía la autoestima tan baja, que casi lo prefería y me escondía hasta de mi propia familia.



Afortunadamente, tenía mi trabajo; un trabajo muy absorbente, que me daba muchas satisfacciones, y en él me refugié. Por aquel tiempo y casi diría que chantajeada (pero sin el "casi"), vivía sola y me hartaba de llorar. No se como no me maté, porque hacía todos los trayectos en coche llorando, y cuando llegaba al parking de mi oficina, me limpiaba los mocos, y los recuperaba a la salida. Debía de ser muy buena actriz, porque nadie se enteró de nada en mi trabajo. Ayudó que mi cometido me obligaba a viajar todas las semanas, y aunque en las habitaciones de los hoteles también puedes llorar, cuando has hecho un montón de km., y has hablado con un montón de gente, o has dado un curso que te sabes de memoria a gente que le importa una mierda, estás tan cansada que te quedas frita. Llegaba al hotel (que ya me conocían porque siempre iba a los mismos), hacía el cheking, y nada más subir a la habitación pedía la cena. Tenía calculado el tiempo para ducharme, y al salir, abrir al camarero con la bandeja. Me metía en la cama a cenar (de ahí me viene la costumbre que mantengo hasta la actualidad), llamaba a mis hijas, y me quedaba dormida delante de cualquier programa insustancial de la tele.



Tuve que pedir ayuda profesional. Durante varios años fui al psicólogo una vez a la semana, simplemente a que me escuchara. Le estoy muy agradecida, porque me trataba como a una persona "normal" (se que suena raro, pero yo me sentía menos que una cucaracha), me ponía una caja de kleenex delante, y me dejaba hablar entre hipos durante 50 minutos. Salía con gafas de sol y hecha unos trapos, pero poco a poco fui recobrando el respeto por mi misma.



Fuera de mi trabajo, de mi psicólogo, y de una increible mujer sencilla y buena como no me he encontrado otra  y que siempre estuvo a mi lado con su apoyo incondicional (omito su nombre y la relación que aún nos une por su anonimato y el mio), no podía hablar con nadie (entre otras cosas, porque me ponía llorar). Hubo montones de fines de semana, que únicamente hablaba con el camarero para pedirle que me pusiera un gin tonic. ¡Patético!

Casi todos los fines de semana, mis hijas venían conmigo. Les hacía las comidas que les gustaban, o salíamos a cenar y hablábamos de cosas sin importancia, porque yo no podía transmitirles mi verdadero estado de animo. Luego, me he enterado que también para ellos, esa época fue un infierno. El causante: El mismo, al que deseo que sufra la misma infelicidad que nos hizo sufrir a nosotros.

Pero como no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo aguante, poco a poco fui saliendo del pozo. Me reencontré con mis antiguas amigas (las de verdad, a las que dediqué una de mis primeras entradas), seguía teniendo un trabajo estupendo, y conocí gente (algunos incluso, en la actualidad se han convertido en amigos), que me apreciaban por mi, no por ninguna posición social. Comencé a ser YO. No era mujer de, ni señora de,  y era (es) estupendo. ¡SOY YO!



Por fin, un día, mis hijas volvieron a vivir conmigo. Había recobrado a mi familia, y sentí que también Mi Dignidad. Hoy se que puedo con todo, pero también pido al universo que no me envíe todo lo que puedo soportar. Ahora que le toque a otro.

Hoy me despido. Mañana más. Que seáis muy felices.

14 feb 2013

PATALETA

¡Que difícil es todo! La vida es una autentica carrera de obstáculos. Yo, llevo una temporada más que difícil  y llena de frentes abiertos. No hago más que intentar cerrar alguno, y se me abre otro nuevo. Con  todo, no debo quejarme, pero a veces, reivindico mi derecho a dejarme caer un ratito como cada hijo de vecino, porque hay días que no puedo más. Creo que en otra entrada decía de pasada, que a mi no me habían educado para ser la responsable de mi vida, y que se suponía que siempre habría un hombre cuidando de mi. ¡Hay que ver como ha cambiado el cuento a lo largo de mi vida! No solo he sido la única responsable de mi vida, sino que he tenido que responsabilizarme (y sigo haciéndolo) por entero de un montón de vidas más.

¿Y que me decís de ser madre? Ni me habléis de tópicos ni de lugares comunes, como que es la realización de la mujer, que los hijos son la sal de la vida, etc. etc. Vale, de acuerdo, eso es verdad y os lo dice una autentica "mamá gallina", pero es un trabajo a full time, que nadie te reconoce, donde no hay jubilación, ni te pagan pensión, y donde toda tu vida llevas a tus hijos cargados en tu mochila, y hay que ver como pesan cuando ya pasan de los 30. . . . .   Y vuelvo a decir que no me puedo quejar, porque tengo unos hijos estupendos, pero como yo también soy una madre estupenda, no consigo que se bajen de mi mochila. Je je je



¿Y de los hombres, parejas, maridos y adosados, que? Otro capitulo penoso en la vida de las mujeres, y no vamos a hablar de los malos, no, porque a esos por lo menos los ves venir y te apartas. No, yo hablo de los que se suponen buenos, de los que te dicen que te quieren, y que están ahí para apoyarte, bla, bla. bla. Otro camelo. Los hombres lastran, son como garrapatas, que no paran de hacerte chantaje emocional para que te ocupes de cubrir sus necesidades (y no hablo solo de las sexuales, que esas incluso se las suelen buscar fuera de casa), de higiene, alimentación, sociales, para criar a la prole, suplir a su querida y venerada madre  (tu suegra) y demás. 

Yo me casé una vez, y la verdad, la experiencia dejó mucho que desear, por lo que no se me ha ocurrido volver a hacerlo (en honor a la verdad, tengo que decir, que nadie me lo ha pedido, por lo que no he tenido oportunidad de decir que no a nadie), pero si que he tenido alguna relación más o menos seria y por supuesto algunas ocasionales (mira, estas son las mejores, no te obligas a nada, ni esperas nada más que se vayan pronto; a ser posible, antes de desayunar, o si estás en su casa, te vas zumbando en cuanto se ha terminado el folklore). ¡Lastima que no me gusten las mujeres!



¿Y los jefes? Vaya pandilla de ineptos. Que poquitos jefes he tenido en mi vida profesional que merecieran serlo y de los que haya aprendido algo. Estos si que son garrapatas. La mayoría de las veces no están capacitados para el puesto que desempeñan, y eres tu quien les salva el culo, quien les prepara las reuniones, quien da la cara, quien hace el trabajo sucio para que ellos se luzcan. Profesionalmente, yo he sido lo que suele llamarse "mando intermedio", con más capacidad, preparación y titulación que mis jefes. Me han pasado por delante compañeros a los que han promocionado a pesar de mis méritos, únicamente porque (voy a decir una grosería), porque les colgaba una birria entre las piernas. 



¡Uf!, que a gusto me estoy quedando. Se que estoy haciendo un discurso absolutamente feminista, pero también reivindico mi derecho a  dejar salir un ratito a la feminista que todas llevamos dentro. De todas maneras, no os doy mas la charla. Ya me he desahogado y ahora voy a arreglarme para  irme a cenar con dos amigas, que como yo valen mucho más que muchos hombres.

Hoy me despido. Mañana más. Que seáis muy felices (si os dejan).

10 feb 2013

LA CASA DE MIS VERANOS O MIS PRIMEROS AMORES (II)

Yo me fui haciendo mayor, y la casa se fue haciendo más vieja. Mi abuelo falleció muy joven, y la casa paso a pertenecer a mi padre y a mis tíos. Aparentemente, todo seguía igual, seguíamos yendo todos los veranos, se montaban las mismas broncas, y disfrutábamos lo mismo, pero hubo cambios. Al no haber un solo propietario, sino varios, nadie quería invertir un duro en el mantenimiento, y se hacía lo mínimo. También hubo una especie de división tácita de la casa. Cada familia se adjudicó unas habitaciones concretas, e incluso en la cocina, ya no se hacía comida para todos, sino que cada tata cocinaba siguiendo las instrucciones de su señora, pero fueron cambios menores, porque la vida que hacíamos, era la misma de siempre.

En este pueblo, los veranos y los veraneantes, también cambiaban poco de un año para otro. Cuando  llegabas, sabías que te ibas a encontrar con la misma gente, que se iban a hacer las mismas cosas, y que durante el invierno, aunque vivieras en la misma ciudad, no ibais a veros, pero eso formaba parte del encanto.

Había varias pandillas, que tenían poco o ningún contacto entre ellas. A pesar de que se pueblo era pequeño,  si pertenecías a una, estaba muy mal visto que te cambiaras. Yo creo que la mía era la mejor. Eramos los de siempre. Nuestros padres se conocían, porque ellos también habían ido siempre, y las familias eran las de siempre, y vivíamos en las casas de siempre. Eso me daba una libertad añadida de cara a mi madre, que se quedaba más tranquila si sabía que salia con el hijo de los Fulanez, y que tu amiga era la hija de los Menganez, como si ero fuera una garantía para que no pasara lo que desde luego pasaba: Que ligábamos entre nosotros como desesperados. 

Mi madre de todas maneras, si en algún momento salía con alguien nuevo, me sometía a unos interrogatorios, que ríete de la gestapo. Eran auténticos tercer grado: De que familia es, a que se dedica su padre, cuantos hermanos son, donde viven en Madrid, a que colegio va, que va a estudiar de mayor, o que está estudiando, si ya era universitario (en esto mi madre era una autentica obsesa para descubrir si era un "buen partido", si pertenecía a una familia "de las de siempre", o si eran unos "parvenues"), lo cual, a mi me importaba muy poco si el chico me gustaba, y además yo tenía un especial talento para enamorarme de absolutos desconocidos. Para que me dejara en paz, me inventaba genealogías estupendas que le contaba a mi madre, y así me dejaba salir tranquila con mi ligue del momento.



Pero volviendo a mis veranos, no puedo dejar de acordarme de que allí fueron mis primeras experiencias amorosas; las primeras "manitas", el primer beso, esos guateques en jardines oscuritos, con musica francesa (entonces era lo que se llevaba), Sacha Distel, Adamo, Silvie Vartan, Johnny Halliday, Charles Aznavour, Gilbert Becaud, y tantos con los que bailábamos "haciendo caritas".



Tenía que estar en casa antes de las 10, y como me daba miedo ir sola, siempre me acompañaba mi ligue de ese verano. Mi casa quedaba lejos, y ese camino lo disfrutábamos mucho, porque era el único momento que estábamos solos. A lo más que llegábamos era a cogernos de la mano, y yo no me atrevía ni a rascarme para que no me soltara. Eramos de una inocencia enorme.

Todos los viernes por a noche, se hacía una verbena en el pueblo, tocaba la banda municipal, y  bajábamos todos, veraneantes y autóctonos. Se llamaba la Chundarata, y expresa muy bien lo que era, un chunda, chunda, pero me encantaba ir. Siempre, la última "pieza" que tocaban, era una jota castellana que se llama "La respingona", y que se baila de dos en dos, pero en rueda, quiero decir que no estas parado en un sitio, sino que vas dando vueltas alrededor del templete de la música. Acabo de entrar en wikipedia, y me he emocionado escuchándola, y eso que sólo era la música, sin la letra, que nosotros la cantábamos a voces mientras bailábamos.



A mis padres no les gustaba nada dejarme salir por la noche, y yo tenía que ingeniármelas para ir a la chundarata. Casi siempre recurría a las chicas que trabajaban en casa, para que hablaran con mi madre y se hicieran responsables de mi, aunque cuando llegábamos a la verbena nos separábamos y quedábamos en algún sitio para volver juntas. A cambio, yo les cubría a ellas otras veces.

Pues en este ambiente, tuve mi primer beso. Yo tenía 13 años, y como era muy mala estudiante, mi padre me matriculaba en una especie de academia de verano, donde por las mañanas nos repasaban las asignaturas suspendidas para poder aprobar en septiembre. Ese año, había un chico en la academia que era nuevo. Era la primera vez que venía a veranear allí (también fue la última). Se llamaba Kiko, y "era mayor". Tenía 17 años, era muy pijito, y "con experiencia". Me da risa recordar como me impactó. Era nuevo, atractivo, mayor, y como no conocía a nadie, era mio. Luego me di cuenta, que me utilizó para que le diera entrada en mi pandilla, y eso me dolió mucho, pero la verdad, es que se lo curró. Una tarde me invitó al cine (eso era muy raro, porque allí cada uno se pagaba lo suyo, pero supongo que quería impresionarme), a ver La Gran Evasión, con Steve Mcqueen (que pasada de actor y de hombre, que pena que murió tan joven, aunque así siempre será joven en mi memoria), y estuvimos toda la peli haciendo manitas.



Una tarde, por fin me decidí a llevarlo a un guateque, y fue muy bien recibido por toda la pandilla, pero sobre todo, por las chicas, que las muy lobas se lo comían. Cuando fue la hora de irme a casa, al pasar por una zona oscura, me abrazó, y me dijo que entreabriera la boca. Yo me moría por que me besara, y me temblaba todo el cuerpo. Entonces, sucedió, me pegó un beso de película. Aún lo recuerdo, no por que fuera el mejor, sino porque eso marcó un antes y un después en mi vida, y también  porque como ya le había presentado, ya no me necesitaba, con lo que a partir de ese día,  se dedicó a ligar con todas y ahí me quedé yo compuesta y sin ligue. Vamos, que fue debut y despedida, je je je .



Hoy me despido, mañana más, que seáis muy felices

5 feb 2013

LOS DOMINGOS

Los domingos son días raros. Desde que era pequeña, los domingos han producido en mi una sensación de vértigo,  de vacío. Nunca los disfruto del todo, es como si fueran la antesala de algo horrible, como si fueran un tiempo de descuento, que nos dan para prepararnos para lo peor. Si estoy en una ciudad, los domingos me niego a salir. Las calles se llenan de gente diferente, rara, no es como los días de diario. Las mañanas aún las soporto, pero conforme va avanzando el día me lleno de inquietud, me entra ansiedad e incluso, algunas veces, tengo que tomarme una pastillita de esas que a ciertas edades te receta tu médico para aceptar que te vas haciendo mayor. ¡Que cosas! Luego,  llega el lunes y ya está. No pasa nada, y si pasa, se resuelve. 

¿A alguien le ocurre lo mismo, o soy una histérica? Yo creo que me viene todo de cuando iba al colegio, y como era muy mala estudiante, dejaba los deberes para el último momento, y al final ni los hacía. 

Los domingos cuando era pequeña, en casa de mi abuela, no los recuerdo especialmente malos. No se podía desayunar, porque había que guardar el ayuno para comulgar, pero después de misa, íbamos siempre a comprar pasteles a una pastelería de la calle serrano que se llamaba Garcés, que también tenía fiambres, vinos, y todo lo que hoy sería una tienda de delicatessen. Mi abuela tenía cuenta en esa tienda, y de vez en cuando llamaba para hacer un pedido que le subían a casa (antes eso era muy habitual, te lo subían todo, de la carnicería, de la pescadería, de la frutería), y una vez al mes, pagaba la cuenta. A mi eso me venía muy bien, porque si alguna vez pasaba por allí y me apetecía una chocolatina o caramelos, o una coca cola, entraba y les decía que lo apuntaran a la cuenta de mi abuela, que nunca se enteraba, o si se enteraba, nunca me dijo nada.



Para comer, casi siempre había alguien invitado, y a mi me gustaba estar en todas las salsas, pero sobre todo, lo que me gustaba era que no me obligaban a comer lo que no me apetecía como hacían en casa de mis padres. En el postre, si había alguien invitado, mi padre y mis tíos siempre le gastaban la misma broma: Cuando sacaban los pasteles, y el invitado iba a coger uno, todos a la vez y en voz baja pero que se oía, decían ....El peorrrrr. Y el invitado invariablemente retiraba la mano del pastel, y todos se reían mucho. A mi me parecía una broma de mal gusto, pero ya digo que es tradición familiar y que ahora, cuando alguna vez nos reunimos los hermanos (cada vez menos), solemos decirlo entre nosotros y por supuesto, nos reímos y nos sirve para recordar esos tiempos y a los que ya no están.

Por la tarde, me dejaban llamar a alguna amiguíta del colegio que viviera cerca, para que viniera a merendar conmigo y jugábamos a disfrazarnos con toda la ropa y sombreros antiguos que mi abuela guardaba en un armario, hasta que venían a recoger a mi amiga. Cuando se iba, era cuando yo me acordaba de que no había hecho los deberes, pero ya era  tarde y no había remedio. Otra semana con malas notas.

Cuando ya me volví a vivir con mis padres (mi madre, que no se llevaba bien con mi abuela, se empeñó en que volviera contra mi voluntad), los domingos eran bastante peores. Podías desayunar si querías, que nadie te decía nada, pero desde luego, lo de ir a misa, no te librabas. De pasteles para postre ni hablar, y la comida solía ser un desastre (los niños comíamos en la cocina), porque en casa de mi madre siempre se cocinó muy mal. Es más, parecía que si había algo que te gustaba, no te lo volvían a hacer. Yo de pequeña, odiaba la cebolla, y mi madre le ponía unos trozos enormes y resbaladizos de cebolla a todo. Recuerdo un día que hizo paella (un horror),  que llevaba cebolla (yo hago unas paellas estupendas, y no se me ocurriría poner cebolla), que ningún hermano quiso comerse, y que nos la dejaron fría para cenar y para desayunar, y que ya no me acuerdo como terminó esa tragedia.

Por la tarde, de traer amiguítas a casa, ni soñarlo. Eran tardes aburridísimas, viendo los programas infantiles de la tele (Rin Tin Tin), y aguantando a mis hermanos, que se peleaban y a mi madre, que nos gritaba por todo (la verdad, es que éramos un montón, y debía ser muy duro ser madre de tantas criaturas). Únicamente, y no siempre, a última hora de la tarde, mi padre nos metía a todos en el coche, y nos llevaba a un Viena Capellanes que estaba en Genova casi con Alonso Martinez (creo que sigue estando), o a Galatea en Principe de Vergara (antes General Mola), y nos compraba un perrito caliente a cada uno, y podíamos elegir si lo queríamos con mostaza, con ketchup  o con ambos. Algunas veces se cambiaba el perrito por una ensaimada en Mallorca, pero ya digo que esto era algo ocasional, y que lo normal era quedarse casa, o lo que era mil veces peor, que después de comer tus padres decidieran llevaros al campo a tomar el aire y a jugar. Eso si era terrible. Un mogollón de niños y dos padres metidos en un utilitario de la época, y la vuelta a casa con el consiguiente atasco en la carretera de la Coruña. De verdad para olvidar.



¿ Entendéis mi trauma de los domingos?

Cuando me hice más mayor, las cosas cambiaron, pero eso ya lo dejamos para otro día.

Hoy me despido. Mañana más. Que seáis muy felices.

1 feb 2013

LA CASA DE MIS VERANOS O LOS VERANOS DE MI INFANCIA (I)

Parece mentira lo rápido que se pasa una semana. Cuando te quieres dar cuenta, ya se ha pasado, y así meses y años. Cuando eres pequeño, la percepción del tiempo, es completamente distinta, todo se alarga, y parece que las cosas que esperas, como vacaciones, navidades, cumples, no llegan nunca. Esta reflexión tan chorras, viene a cuento de mi entrada de hoy: Las vacaciones de verano de mi infancia.

Desde que recuerdo, hasta que me independicé (para casarme, vaya independencia), he pasado todos los veranos en un pueblo de la sierra madrileña. Mi abuelo tenía una casa casa enorme, rodeada de un jardín precioso, con una pinada y toda clase de árboles, abetos, chopos, acacias, castaños de indias, matas de fresón, frambuesas, guindas y mucha yedra que subía por todas partes. De esto soy consciente ahora, de mayor, porque entonces, sólo era un jardín donde jugar al escondite, a las casitas, a las tiendas, o cuando fui  mayor, donde hacer guateques con mi pandilla.

La casa era preciosa, pero daba mucho miedo quedarte sola. Era un caserón de principios de 1900, con esa arquitectura tan típica victoriana que se puede ver por toda Europa. Desgraciadamente no conservo ninguna foto, y la casa fue demolida a mediados de los 70, para construir una urbanización de apartamentos.



La casa tenía 3 plantas. En la planta baja, estaba la cocina, con unos fogones enormes de carbón que se encendían por la mañana, y se dejaban en rescoldo hasta por la noche, una habitación lavadero, con unas pilas que parecían piscinas, un cuarto de baño completo con bañera de patas y unas duchas al lado, y un montón de habitaciones que siempre permanecían cerradas y oscuras, y en las que por nada del mundo yo hubiera entrado. Se comunicaba con la planta noble por unas escaleras de madera, que crujían como el suelo de toda la casa, y que desde luego yo tampoco hubiera bajado por la noche. En esa primera planta, estaban los dormitorios que ahora que los estoy contando, eran 7, un cuarto de baño para todos, que tenía bidet, pero no bañera, y el comedor unido por unas puertas grandísimas de cristales con el salón, donde entre otras cosas, había una enorme cabeza de ciervo disecada que había matado mi abuelo. El último piso, me encantaba, era precioso, aguardillado, con muchísima luz y ventanas redondas, perfecto para subir a leer tranquila. Tenía los muebles más antiguos de la casa, camas altas, mesitas de noche con su puertecita para el orinal de porcelana, y armarios que no tenían puertas sino cortinas. Este piso originariamente estaba destinado al servicio, y como dato curioso, tenía el mejor cuarto de baño de toda la casa.



La casa, carecía de todo confort, todo lo que hoy nos es absolutamente imprescindible: No tenía nevera, ni calefacción ni siquiera agua caliente, pero entonces nos arreglábamos. Se calentaban unas ollas con agua, y cada uno se lavaba como podía, y si eras valiente, y hacía mucho calor, te dabas una ducha helada. A los niños (la verdad es que no lo recuerdo muy bien), supongo que nos meterían a varios juntos en la bañera, y no todos los días desde luego. La verdad, es que todo esto eran cosas sin importancia entonces. En todos los chalets era igual, eran construcciones muy antiguas, donde se iba a pasar el verano, a disfrutar del jardín, hacer excursiones al monte, a jugar a las cartas y a cualquier cosa que se nos ocurriera, porque allí nos sentíamos libres. Podíamos desaparecer, que nadie nos echaba de menos siempre y cuando apareciéramos a las horas de las comidas.

Aquello era una locura. Nos juntábamos un montón de gente, mis abuelos, mi tío y mi tia con sus respectivos cónyuges, mis primos que eran un montón, nosotros que eramos otro montón, las tatas de cada familia, y algún que otro invitado que siempre caía alguien. Con todo este mezcladillo, no había ningún verano sin que en algún momento se liara alguna bronca entre mi madre y sus cuñadas, o con mi abuela, o entre las tatas y tenían que entrar a mediar las madres, porque amenazaban con despedirse y dejarlas colgadas con todo el trabajo, etc. No se si decir que era divertido o que era un horror, lo que si se, es que no nos aburríamos, y quien me lea y haya vivido esta época  sabe de que estoy hablando.

Aquello era un matriarcado. Los hombres se quedaban trabajando (lo que antes se llamaba "quedarse de Rodriguez), y aparecían los sábados para volver a irse los domingos por la noche. A mi me gustaba mucho que llegara mi padre, porque bajábamos al pueblo a comprar chucherías, sobre todo pipas, y traía Fantas, y se hacían comidas especiales, y se celebraban cosas. Mi padre era muy simpático, muy guapo, y para desesperación de mi madre, también era muy faldero (esto lo supe más tarde).

La casa tenía cuatro puertas de entrada (o de salida, según se mire), lo cual era bastante útil si uno quería irse o entrar sin que nadie le viera. También se podía entrar o salir por las ventanas de los dormitorios dando un salto, pero esto no servía para entrar. Aunque había muchos dormitorios solíamos dormir apiñados en unas pocas, y con las puertas bien cerradas con cerrojos, porque por la noche a todos nos daba miedo estar solos. Las maderas crujían y parecían pasos, y como no había tele,  una de las diversiones nocturnas (además de comer pipas), era contar historias de miedo, de fantasmas y aparecidos.

Eran muy habituales las tormentas de verano, con gran aparato eléctrico y unos truenos que retumbaban hasta los cimientos. En estos casos, siempre se iba la luz, y, mi abuela nos reunía a todos para rezar una cosa que se llamaba el "trisagio", que yo nunca he sabido que era, pero que al parecer debería de protegernos y hacer que la tormenta se alejara, y que decía algo así como "Santa Barbara bendita, en el cielo estás escrita, con papel y agua bendita", que se repetía como un mantra.. Era impresionante. La luz de los relámpagos se filtraba como si fuera de día por entre las rendijas de las contraventanas de madera, de vez en cuando caía algún rayo en algún sitio cercano con gran estruendo, y todos gritábamos. El teléfono, que era de esos de centralita, con una operadora (cotilla perdida que escuchaba todas las conversaciones), también dejaba de funcionar, con lo que nos quedábamos aislados, porque la casa estaba en mitad del enorme jardín y no nos hubieran oído desde ninguna otra casa de los alrededores. ¡Que bien olía todo a tierra mojada al día siguiente!



Cuando me fui haciendo mayor, las cosas fueron cambiando. Mi madre se dedicaba a fiscalizar a mi padre y sólo venían los fines de semana, dejándome a mi el resto del tiempo al cargo de mis hermanos pequeños, incluidas comidas, porque ya no había tatas. Recuerdo que teniendo yo 13 años, una noche de esas de tormenta, nos encontrábamos en la casa únicamente mi tía (queridísima tita, donde te encuentres, por favor sigue cuidando de mi)) y yo, como personas mayores, y una recua de hermanos y primos pequeños. De repente mi tía se puso enferma con unos dolores tremendos. Había que ponerle un calmante, y sólo estaba yo. Me llamó y me dijo: "Sobrina, ha llegado el momento de que te estrenes, y con mi volumen no hay miedo que te equivoques. Tienes espacio de sobra" Me enseñó a preparar la inyección y como debía ponérsela y allá que fui yo. Fué emocionante, y efectivamente, me ha servido de mucho a lo largo de mi vida.

Como esta entrada se está alargando mucho, y aún quedan recuerdos de verano para dar y tomar, os emplazo para otro momento.

Hoy me despido. Mañana mas. Que seáis muy felices.



28 ene 2013

INDIGNACIÓN - INSUMISIÓN

Por fin, parece que el día 10 empezaré a cobrar el desempleo con efecto retroactivo. Esa es la buena noticia. La mala, es que voy a cobrar menos de lo que creía, porque la parte de seguridad social que antes pagaba el SEPE por los parados, ahora lo asumimos integro nosotros, los sufridos parados, y además a partir del 6º mes, se nos reduce la prestación del 70 % al 50 %, que antes era al 60 %. ¡Todo son alegrías! No tenemos suficiente los ciudadanos con no encontrar trabajo, y con el estrés que supone, los problemas en la economía familiar, etc.,  sino que el estado no para de castigarte. 



Vamos a ver, que yo he estado trabajando toda la vida, que si ahora estoy en paro no es por mi gusto, que no hay manera de que nadie me haga un contrato, que no vale de nada ni mi cualificación ni mi experiencia profesional, que cada vez que voy a una entrevista (cada vez a menos), y ven mi edad, me vuelvo invisible. ¿Que tenemos que hacer los parados de más de 50 años? ¿Morirnos?. Pues si, morirnos en el sentido más literal de la palabra: Morirnos de asco, porque no tenemos nada que hacer, morirnos de hambre porque no tenemos ingresos para subsistir, morirnos de pena porque no interesamos a nadie y nadie se interesa por nosotros, morirnos como perros, porque esa asistencia sanitaria por la que tanto hemos luchado, ya no tendremos derecho a ella, bla, bla, bla.

Otra cosa que me indigna, es que mi prestación está calculada como si no tuviera hijos a mi cargo ¿Quien ha dicho que no los tenga? Efectivamente, no tengo hijos menores, pero tengo hijos mayores, hijos super cualificados, que han invertido mucho tiempo en su educación y yo mucho dinero, con unos c.v. impresionantes, y que están en casa comiéndose los mocos, porque tampoco hay trabajo para ellos.

¿Hasta cuando va a durar esta mierda de situación? Yo, que soy de natural optimista, me desespero, porque mientras la situación de tantas y tantas familias (antes) trabajadoras se deteriora hasta extremos para muchos irrecuperables, a nuestro alrededor crecen como setas los casos de corrupción, y aquí no pasa nada. No pasa nada si el ex-presidente de la CEOE es un chorizo, si los políticos corruptos con cuentas en paraísos fiscales salen a racimos, si el Urdangarín se va a ir de rositas, y si además, eso lo pagamos todos los españoles. 

Desde luego yo ya he votado todo lo que tenía que votar en esta vida. Me da igual el partido. Al final si con unos te va mal, con los que vengan te irá peor seguro. He sido toda mi vida una ciudadana ejemplar, he cumplido las leyes, he pagado mis impuestos sin escaquear ni un euro, incluso he dejado de hacer un viaje por ir a votar, pero esto se acabó. ¡Ya no voto más!, que hagan lo que quieran (que lo van a hacer de todos modos), pero que lo hagan sin mi voto. Clamo por la insumisión ciudadana, aunque se que seguiré pagando mis impuestos todos los meses de mayo, porque como yo no pertenezco a la clase política ni a ninguna familia importante, yo si iría a la cárcel.



Hoy si que va a tener razón mi hija. Esta entrada no tiene ninguna gracia. Yo no me estoy riendo nada y se que vosotros tampoco.

Hoy me despido. Mañana más. Que (a pesar de todo) seáis felices.






25 ene 2013

DE VEZ EN CUANDO UN POCO DE CULTURA FINANCIERA NO HACE DAÑO, Y LUEGO ... CENA

Ayer por la tarde, en el edificio de la Bolsa, que  arquitectónicamente es una preciosidad de palacio del XVII, el INSTITUTO ESPAÑOL de ANALISTAS FINANCIEROS, hizo la presentación en mi ciudad de  la inauguración de la sede del IEAF, (Fundación de Estudios Financieros), junto al libro (Papeles de la Fundación nº 47) "DESAPALANCAMIENTO Y CRECIMIENTO EN ESPAÑA". La presentación corrió a cargo de su Director,  DOMINGO GARCÍA COTO, que lo hizo ameno, entendible y maravillosamente. Os lo recomiendo. No soy economista, ni analista financiera; ni siquiera mi relación con los números es nada del otro mundo, pero mi profesión y el trabajo que desarrollo, en cierta medida está relacionado con el ámbito financiero, y me gusta asistir a estos eventos y estar al día. Para mi, que no soy nada urbanita, este tipo de encuentros es una de las pocas ventajas que  de vivir en una gran urbe.



Dicho lo cual, y como es viernes, voy a pasar a daros las sugerencias para la cena del sábado con esa persona especial que todos deberíamos tener (aunque fuera una distinta cada semana) para relajarnos como nos merecemos.

De primero os aconsejo una "Ensalada Templada de Brotes", con nueces, cuadraditos de pera, bacon y pasas de corinto. Presentadlo en unos cuencos de cristal o vidrio, tipo ensaladera, pero individuales. Los brotes los compráis ya preparados en esas bolsistas tan cómodas que hay en todos los supermercados. Distribuis la cantidad que os parezca aceptable para cada cuenco, y un puñadíto de pasas. Lo tapáis con papel film, y lo metéis en la nevera hasta unos minutos antes de sacarlo a la mesa, momento en el cual, en una sartén dais una vuelta en muy poco aceite al bacon, a la pera y a las nueces (peladas), y lo echáis por encima de la ensalada (sin revolver). Además, habréis hecho una vinagreta, mezclando un buen chorretón de aceite de oliva virgen extra, una cuharadíta de mostaza de dijón, unas gotas de aceite balsámico, sal, pimienta y un pelín de agua para que no esté demasiado fuerte. Esta vinagreta, la sacáis a la mesa en salsera (no aliñar en la cocina, porque se mustiaría la ensalada y perdería presencia.



Para segundo, os propongo "Tartar de Pescado". Como ingredientes, se puede hacer con varios pescados, pero yo os aconsejo 100 gr. de salmón marinado (yo os daría la receta para marinarlo, pero es más rápido hoy, si ya lo compráis marinado en el super). He dicho marinado ¡eh!, no ahumado, que le daría un sabor muy fuerte que no queremos. 2 medallones de rape y 6 gambones pelados y sin tripa (esto podeis cambiarlo por 6 langostinos de los que venden ya cocidos). Un huevo duro, una cucharada de cebolleta fresca muy picadita, sal, pimienta blanca, aceite, unas gotas de Salsa Perrins, unas gotas de limón y una cucharada de mayonesa. En un recipiente para trituradora, poneis el pescado y los gambones cortado en trozos, la cebolleta y la yema del huevo cocido. Lo triturais, pero no demasiado. En una ensaladera, ponéis el pescado triturado, y añadís "a sentimiento" el aceite (muy, muy poco), la sal, la pimienta, las gotítas de limón, la salsa Perrins, la mayonesa (podéis prescindir de la mayonesa si ya os ha quedado bastante untuoso), lo mezcláis y reserváis en la nevera tapado con papel film para que coja sabor. Se sirve en platos blancos y grandes (bajoplatos o fuentes redondas), por aquello de la presentación. Queda muy bien, si utilizáis un molde redondo o cuadrado, que os dará la forma y la ración. Espolvoread con la clara del huevo muy picada y eneldo. En un ladito del plato, podéis poner un cuenquito diminuto con salsa de soja , y un pegotito de wasabi. Además de buenísimo, es espectacular.



Para postre, lo de siempre (os buscáis la vida), pero os aconsejaría algún pastelito individual que lo serviréis en un  plato de porcelana (si es antiguo mejor) sobre un mantelito de papel. Las pastelerías francesas, hacen un pastel que se llama "Russo", que es impresionante. No he conocido a nadie que no le gustara.

Como vinos, hoy os diría que probarais de la D.O. Utiel Requena, algún vino de las Bodegas Hispano.Suizas. Un Tamtum Ergo o un Bassus Premium. Insuperables. www.bodegashispanosuizas.com



Os deseo un gratificante finde

Hoy me despido. Mañana más. Que seáis muy felices